El
artesano no se define ni por su nacionalidad ni por su religión. No es leal a
una idea ni a una imagen, sino a una practica: su oficio. El trabajo del
artesano raras veces es solitario y tampoco es exageradamente especializado,
como en la industria. Su jornada no esta dividida por un horario rígido sino
por un ritmo que tiene más que ver con el del cuerpo y la sensibilidad que con
las necesidades abstractas de la producción. Mientras trabaja puede conversar
y, a veces, cantar. Su jefe no es un personaje invisible sino un viejo que es
su maestro y que casi siempre es su pariente o, por lo menos, su vecino
El uso y la contemplación -
Octavio Paz
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